El silencio de los mataderos

El silencio de los mataderos
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¿Negocio y horror inextricablemente ligados?

La sensación a las puertas del matadero es espantosa, sólo quien está ahí sabe el horror de todo lo que ve, huele y oye” confiesa Diego Nevado colaborador en prensa de València Animal Save organización que ha celebrado vigilias ante las puertas de algunos mataderos del País Valencià; el de Torrent (cerdos). Sueca y Algemesí (pollos), y Buñol (vacas). Confiesa que por regla general no les piden ningún permiso, aunque ocasionalmente “han llamado a la policía y siempre nos han dado la razón, incluso policías nos han llegado a apoyar en la labor documental que realizamos”. Solamente comprueban la identificación y se van. El protocolo de Valéncia Animal Save contempla una reunión previa, nada más llegar al matadero, en la que revisan normas de funcionamiento y seguridad antes de acercarse a los camiones.

Somos personas movidas por la compasión” sin propósito de generar conflicto.

Más de sesenta mil millones de Animales son enviados al matadero anualmente en el mundo al margen de matanzas ilegales, furtivas, mataderos clandestinos o aquellas calificadas como tradicionales. Se estima que en España más de novecientos millones de otros animales que comparten nuestras vidas, ya sea en el sistema extensivo como intensivo, son matados por el ser humano y sus atormentadoras máquinas. Un filón que genera veinticuatro mil millones de euros anuales de cifra de negocio merced al tormento y muerte animal.

¿Cómo desligar de la ecuación siniestro indiscutible a toda esa industria que considera como meros recursos a los animales? El planeta es rehén del cambio climático y este sector produce el ochenta y cuatro por ciento de gases de efecto invernadero.

La mayoría de gente sería incapaz de matar al animal o siquiera de presenciar ahí dentro todo lo que pasa” con paredes ensangrentadas y el permanente olor a sangre, ese olor metálico que se agarra a la garganta, que patentiza el “holocausto contra los animales”. Nevado asevera que muchas personas “ni siquiera quieren venir a las puertas del matadero para ver llegar los camiones”.

Escenas terroríficas vistas o realizadas en estos antros de suplicio permanecen en los cerebros humanos. Escribiría el dramaturgo alemán Friedrich Klinger: “Me siento a veces como un hombre que pasea por la noche y cree en fantasmas: todo rincón le parece siniestro y lúgubre”.

Hembras a punto de parir son llevadas al matadero. Crías, incluso con el cordón umbilical, gimen separadas de sus madres.

Millones de miradas aterrorizadas y quejidos de bebés muestran el desgarro y miedo al ser arrancados del calor materno por los matarifes de mandil ensangrentado que les llevaran a la zona donde entre dos humanos se les aplica las pinzas eléctricas causándoles un ataque epiléptico -no la inconsciencia duradera- antes del degüello.

¿Realmente se cumple con la normativa europea de un máximo de nueve horas para el transporte, carga y descarga de las víctimas, –excepto para aves de corral y conejos-? A fin de facilitar su posterior evisceración los animales viajan sin agua ni alimentos. En los camiones hay muertes por hacinamiento y el resto trata de sobrevivir entre cadáveres de congéneres, los excrementos, en plena oscuridad, zarandeados, agónicamente desorientados, aterrados y enfermos.

Cualquier control de Bienestar Animal es una odisea que se topa frontalmente con múltiples violaciones de las normativas, tanto en pequeñas como en macro plantas de procesado, -vocablo que embosca la realidad de los mataderos-, donde, entre otras víctimas, se llegan a ejecutar a diez mil pollos por hora o diez mil cerdos diarios.

En los mataderos se perpetra la mayor forma de violencia y de abuso cometida contra animales terrestres”, sentencia el fotoperiodista Aitor Garmendía quien ha constatado que muchos carneros se resisten a ser encajonados antes de que les corten el cuello, “y es que huelen la sangre, y siempre tienen miedo”, comenta una veterinaria.

A golpe de talonario” directivos de algunas moles del martirio animal se han escabullido de la cárcel aunque los hay que pisaron el talego ya sea por Acoso Sexual como por corrupción o Agresión a trabajadores, tal como apunta la periodista Sara Aminiyan. ¿Nunca por Maltrato Animal?

¿Qué pasa con el activismo cada vez más generalizado en defensa de los animales? ¿Leyes a medida de la industria? Existen directrices para reprimirlo y potentes lobbies con nombre propio han movido ficha a fin de ilegalizar filmaciones en los mataderos. En Estados Unidos, las denominadas leyes “ag-gag”, –amordazar, contrarias a la Primera Enmienda de la Constitución, se implementaron lubricadas por el potencial crematístico del sector.

¿Hasta cuándo la manipulación de la Opinión pública ocultando la verdad de los mataderos en España y el voraz especismo? “Ante el informe de la OMS (Organización Mundial de la Salud) donde relacionaba el Cáncer con el consumo de carne” y el informe IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer), a las altas instancias les temblaron las piernas, llegó el temor y rechinar de dientes, sólo restaba mover ficha en medios de comunicación y el toquecito de rigor a números telefónicos “vip” e incluso la defenestración política. ¡Urgía demostrar la inviolabilidad del Mercado de la carne!

Admite Nevado que los medios de información no cubren las vigilias ante los mataderos, “¡tampoco los convocamos!”, es tema intocable en parrillas de programación y contenidos. Fue casual que À Punt (televisión valenciana, -antes de su mutación ultra-) gravase la despedida de València Animal Save a cerdos ante el matadero de Torrent, allí una joven no vegana, que “no había visto nunca nada relacionado con la industria de la explotación animal”, se echó a llorar mientras repetía una y otra vez que desde ese mismo momento iba a “dejar de consumir carne”.

Carl Stumpf filósofo bávaro (Alemania) consagrado en la investigación de cuestiones como la psicología animal, a finales del siglo dieciocho principios del diecinueve, declararía: “Cuando estas bestiecillas son criadas junto al hombre, se tornan muy afectuosas”, por eso en su atroz camino hacia la muerte, apresadas y espantadas, suplican un poco de consuelo, de ayuda, tratando de asomarse por las rendijas del transporte, mirando –las que pueden- por última vez el entorno natural esperando recibir la caricia de una mano humana amiga.

¿Cuántos profesionales de la veterinaria son amenazados por denunciar el incumplimiento de normativas en el aturdimiento? ¿Por qué se sigue utilizando en España el dióxido de carbono en cerdos a pesar de sus chillidos, dolor y asfixia considerados por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) como inadmisibles? James Crowell protagonista de la película “Babe, el cerdito valiente” se hizo vegano el segundo día de la filmación. Joaquin Phoenix, vegano desde los tres años, discurseó al recibir el Óscar, en dos mil veinte, en favor de quienes no tiene voz en las sociedades, como los animales. River Phoenix, su hermano y también actor que interpretaría a Indiana Jones de joven, comentaría: “Estoy convencido que el veganismo crea una especie de vínculo entre la perfección y la paz. Si eres vegano ya estás aportando algo a la humanidad”.

Las condiciones de trabajo son difíciles”. “Un ambiente hostil”. “Sindicalmente la empresa se niega a dialogar”. “Me despidieron sin ni siquiera darme mi última nómina”. En las zonas más terribles –sacrificio y sangrado- la mano de obra es inmigrante ya sea de Europa del Este, África o Latinoamérica. Inmigrantes españoles han trabajado en mataderos de Escocia. Hombres para secciones como “los cuchillos”, evisceración y despiece, y Mujeres en Limpieza. “No podemos ni ir al baño”, despidos arbitrarios e incluso abusos con trabajadoras son algunas de las denuncias habituales. Inspección de trabajo no pilla de improviso a los gigantes de la matanza, hay filtraciones y rápidamente no permiten que vayan trabajadores y trabajadoras que les supongan sanciones. Dolencias ocasionadas por el trabajo son rechazadas por los prebostes del sector, menos aún los trastornos de salud mental relacionados con lo que hacen. Como dijo cierto mando militar a un soldado raso a fin de mantenerlo en su puesto: “¡Tómate lo que te tengas que tomar!”.

Pollos con una esperanza de vida de ocho años se matan a los cuarenta y dos días, con dos meses los conejos, cuya esperanza de vida es de nueve años. A los terneros se les roban diecinueve años de vida degollándolos con un año, y con apenas tres meses las ovejas, que podrían vivir una década, van al matadero. Caballos, conejos, vacas, cerdos, terneros, toros, ovejas, cabras o corderos, estos arrastrados por las patas desde los camiones, víctimas del meollo ganancial para grupos agroalimentarios potentes respaldados oficialmente. Si eventualmente se consigue multar a grandes conglomerados en manos de clanes europeos o empresariado patrio, las causas suelen centrarse en incumplimiento de los derechos de los trabajadores, Seguridad y Salud o relaciones laborales. El sindicato anarcosindicalista CNT (Confederación Nacional del Trabajo) hizo posible sentencias condenatorias.

Organizaciones interprofesionales agroalimentarias sin ánimo de lucro hacen que el público no se entere de la realidad de los mataderos, de las macrogranjas, de sus “descartes” y selección genética. Muertes y más muertes silenciadas.

En el desollado de conejos algunos aún se agitan tras el degüello.

Animales paralizados y mudos, en schock, son conscientes de cuanto le están haciendo.

Patadas, golpes, descargas eléctricas (empujadores), y hasta tirar a los más pequeños por los aires -algo prohibido- sirve para llevar a las víctimas a los corrales.

Disparos de perno cautivo causan trauma cerebral, con sufrimiento tras el tiro (usual en vacas, caballos, cabras, cerdos, ovejas). Baños de agua electrificada. Aturdimiento eléctrico. ¿Realmente se pueden controlar todo estos procesos en esos niveles de matanza? Hay mataderos que no aturden, las pistolas se atascan o los dispositivos están mal regulados. ¿Qué preparación existe para aturdidores? Para los pollos el método más barato y descontrolado es el electroaturdimiento en tanques de agua, “no los deja inconscientes ni insensibles al dolor”.

Puntualiza el citado activista valenciano que “la Sociedad no se para en su gran mayoría a pensar en todo lo que sucede con millones de animales cada día cuando no necesitamos financiar nada que provenga de su uso y explotación”.

Conejos con un aturdimiento eléctrico fallido “se retuercen o patalean colgados por una pierna”.

Cerdos vivos se han introducido en los tanques de escaldado donde chillan hasta cocerse vivos. “¿Crees que a la gerencia le importa si se ahogan o se queman hasta morir?”. Apuñalar, desangrar, despellejar, quemar, chamuscar, utilizar garfios para el arrastre todo es encubierto con millonarias campañas publicitarias y suculentos dispendios en los “mass media”.

Tras el sacrificio los crotales identificativos se almacenan como prueba de haber cumplido con el sistema del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPAMA). Números clasificando la procedencia de las víctimas como en todo holocausto. Seiscientos cincuenta son los mataderos autorizados en España.

¿Alguien de las administraciones protesta por la devastación de patrimonio histórico cultural –yacimiento íbero de Albelda- ocasionada por una multinacional de mataderos que opera en España. El digital Diario Libre d´Aragón “Arainfo” publica que este clan empresarial comete fraudes fiscales millonarios “siempre con sus mataderos como tapadera para sus presuntos delitos”. Y, ¿pasa algo? Borrón y cuenta nueva. “Es una sensación de que la industria tiene mucho poder y goza de impunidad”, declara Nevado.

La infancia es el mejor mercado para cualquier astucia mercantilista. “Es muy fácil engañar y manipular a la infancia, aprovechándose de su inocencia”, se utilizan dibujos, muñecos, películas, series televisivas con imágenes de animales distorsionadas, humanizadas que les evitan conocer la cruel realidad, “esto hace que crezcan siendo especistas sin ni siquiera saberlo”. “La infancia debe ser educada en el respeto y la empatía a todas las especies”.

Dialogando con una confidente el pensador catalogado como padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, esta le confió: “Desde muy pequeña fui una criatura particularmente noble y compasiva. Muy temprano reconocí que los animales tienen alma, como nosotros, y no soporté la crueldad hacia ellos”.

  • Texto: Ángeles Sanmiguel
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