A Muchachito me enganché en el primer concierto que lo oí; era diferente y fácil de escuchar. Dos cualidades que me convencen siempre. Pero, sobre todo, visualmente era rupturista. Nada de un cantante corriendo con el escenario. Era la banda, el público y la Música. Bueno, y el pintor que pintaba durante el concierto.
Ahora nos llega al LPA B&MUSIC Festival, de la mano de G-5, el grupo que desde 2007 forma junto a Kiko Veneno, el Canijo de Jerez, Diego Ratón (Los Delincuentes) y Tomasito.
Sobre los inicios con G-5
— Saludos, Jairo. ¿O prefieres que te llamen Muchachito?
— Lo que tú quieras, lo que prefieras, de verdad.
— En 2007 se juntan y forman el grupo G-5. Tú ya habías declarado que Kiko Veneno era uno de tus maestros. ¿Qué se siente al formar parte de la vida de un referente de la música en España como él?
— Pues es una cosa que, a día de hoy, cuando me paro a pensar… porque Kiko ya es familia. Pero a veces digo: “Ostias, que es Kiko, el que vengo escuchando desde que era pequeño”. Uno de los referentes que me hizo tener ganas de dedicarme a esto. Y hoy tengo la suerte de formar parte de la familia del G-5.
No somos una familia de locos, pero después de 19 años sí que somos una familia. Es un regalo de la vida. Todavía me sorprende y me enseña mucho. Quizás es el referente más grande que he tenido. Junto a Peret, los que nunca me han decepcionado.
El nuevo disco del G-5
— Con esta superbanda traéis un nuevo disco al festival: “El que quiera dormir que se compre una colchoneta”. ¿Qué queréis transmitir con estas canciones?
— Sobre todo, la alegría que da nuestra juntera. Somos como un acople: podemos llegar cansados, pero al juntarnos hacemos “uuuuhhh” y nos vamos para arriba. Eso lo trasladamos al público, como médicos del alma. Nos gusta pensar que somos terapeutas del alma, dentro de nuestra locura y surrealismo, sin querer convencer a nadie.
Los orígenes de Muchachito Bombo Infierno
— Empezaste tocando en aceras y terrazas en los 90. Con Muchachito Bombo Infierno vendisteis 200.000 copias del primer disco. ¿A qué le achacas ese éxito?
— Fue un momento de suerte, aunque con mucha dedicación. Venía de tocar en la calle y sabía que la vida de un artista es de subidas y bajadas. Yo nunca he tenido ambición de llenar estadios ni figurar en enciclopedias; lo mío es una carrera de fondo, en autogestión con familia y amigos. Nunca he tocado con alguien que no me quisiera.
Hoy, con 50 años, me siento un privilegiado. Cada vez que salgo, aunque no haya dormido, lo doy todo. No pienso en mañana, pienso en el momento. Ese es mi camino.
Los “infiernos” personales
— ¿Cuáles son los infiernos de la vida de Muchachito?
— Infiernos hay muchos. A veces añoro una rutina, levantarme siempre en el mismo sitio. Muchas veces me despierto y no sé dónde estoy. También hay cosas malas alrededor, pero les damos la vuelta para transformarlas en energía positiva. Es parte de nuestra misión.
Libertad creativa
— En 2023 sacasteis “Qué puede salir mal”. No repites canciones como hacen otros artistas. ¿Te consideras libre en la música?
— Sí. Me gusta cargarme mi zona de confort. No sigo repitiendo lo que más le gusta a la gente, sino lo que yo quiero expresar. Ya llevo cinco discos, más los del G-5 y Trimelón, y siempre intento abrir otra ventana. Si te quedas haciendo lo mismo, es como quedarte toda la vida con perilla.
Ya no compito con nadie, solo conmigo mismo. Como dice el libro El enemigo, somos nuestros peores críticos. Hay que aprender a ser tu propio amigo.
Consejo para Jóvenes músicos
— Ahora tienes tu propio estudio. ¿Qué consejo darías a los jóvenes que quieren grabar un disco?
— Que vayan a un sitio donde se sientan queridos. Que no hagan cosas por meterse en la industria, que miren más al lado que hacia arriba. El mejor manager es el que te quiere. Al final, lo que sobrevive al tiempo es la amistad y el cariño.
La felicidad en la música
— En el festival vimos frescura, como cinco amigos tocando tras una comida. ¿Qué te hace feliz a ti en la música y en la vida?
— Justo eso: somos cinco amigos que nos juntamos. A veces incluso lo hemos hecho solo para nosotros, para disfrutar el momento. Y eso es lo que somos.


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