La burbuja de los alquileres, la inflación alimentaria, la crisis de las deudas, las energías, el clima, la guerra, los drones, seguimiento digital, todas son amenazas globalizadas. Un solo telediario para todos. Las mismas fuentes para encapsular tus opiniones en un frasco donde el pensamiento único es ahora la regla.
Claro, no vayas a oponerte, discutir, debatir. Todo es mucho peor si tu publicas tus ideas en las redes. Tampoco el tío en las antípodas debe hacerlo. La discriminación digital individual es un hecho consumido.
Son muy capaces de identificar tu domicilio, tu DNI, la cuenta bancaria, tus relaciones y opiniones, tus gustos y hábitos de compras. También pueden neutralizar tus divergencias en un «clic». Aparece destacado para entrar en la lista negra del fusilamiento profesional y social que te espera en la próxima esquina… Un encarcelamiento virtual que se traduce como por ejemplo la imposibilidad de moverte o trabajar. Los barrotes u otras rejas ya no son necesarias. Solo de mirar una pantalla con un pin de acceso y basta. Las autoridades o sus asociados actuarán para acallar tus diferencias. Puedes recibir amenazas directas esperando de tí elegir una vida más larga. Lo dejas o te cortan las redes, la lengua si hace falta. El «back stage» de la democracia en movimiento.
Lo que sucede con Gaza es un ejemplo real de esas situaciones. El mundo político entero calladito, a la merced del más arrogante o del sin vergüenzas. Parece un cachorro pastor belga «malinois» protegido por su madre mostrando sus dientes blancos. Ladran y muerden para imponer sus criterios unilaterales. El tándem Estados Unidos e Israel están cada vez más lejos de lo que se llama todavía democracia. Están manejando los tiempos, la destrucción y la humillación sin respetar ni siquiera las convenciones internacionales que ellos mismos firmaron. Imponiendo sus decisiones al mundo sin ninguna oposición. Muchas palabras y pocas acciones de la parte de la comunidad Internacional. La EU con una larga tradición por el respeto de los derechos humanos no se define. Un silencio desgarrador con un genocidio al frente de nuestras narices. La escalada voluntaria hacia un mundo dividido donde las armas y las bombas hablarán para imponer una doctrina única con la fuerza, pisando el buen sentido y las buenas maneras. Existía la fragmentación de las Naciones, vino la globalización y ahora quieren dividirla en varios bloques de naciones antagónicas creando conflictos bélicos. Las matanzas están a nuestras puertas. Un buen número de «gilipollas» al mando de nuestras vidas.
Estamos ya preparados para seguir sin contestaciones cualquiera de esas locuras.
Son años sutiles de despliegue mediático. Los que no adoptaran esos nuevos criterios serán apartados o destruidos. Al margen de una vida con iguales oportunidades.
Pienso en voz alta por mucho que el mundo debe cambiar, progresar, reinventarse, es que no es una razón suficiente para forzar el ritmo con destrucción masiva de todo lo anterior. Sobre todo perder los papeles con tanta arrogancia y egoísmos.
Los valores humanos que llevamos siglos
para intentar mejorarlos. Que unos narcisistas perversos, desubicados y megalómanos puedan imponer sus visiones al mundo me parece
más que exagerado sin ningún filtro de parte de la comunidad internacional. El humano antes de las maquinas, las bombas, los ejércitos y el dinero debería prevalecer.
El papel de la ONU es lamentable. Un gran sacudón es necesario para rectificar y poner las cosas en su sitio. El dinero hace daño, lo sabemos de sobra. Su poder empieza a aparecer como un saco roto. No convence más ya que todos vamos por atrás. Cada vez más nuestra calidad de vida se deteriora. Nuestros Jóvenes están atascados al frente de la puerta blindada del ascensor social.
Quién va a soportar estos atropellos por mucho tiempo. La energía juvenil pronto despertara como lo hacen los jóvenes marroquíes estos días. Otro aviso claro de que se necesita un cambio de rumbo con las actitudes políticas que sean de izquierdas o derechas, todas en el mismo saco. No es de recibo el espectáculo que nos presentan.
A buscar líderes con más humildad y sensatez. Trabajar duro con un proyecto que une. El espectáculo actual es digno de mencionar. Parece un baterista que ha perdido el ritmo, toca sin sentido. Muchos ruidos desagradables. Cualquiera se da cuenta que algo va mal.
Hay que parar estas locuras. Desenchufar los cables. Mandarlos al psicólogo o al manicomio.
Viva la vida.

Deja una respuesta