Un Problema de Plumas que Crece Sin Control
Imagine conducir por una rotonda y toparse con una bandada de gallinas cruzando la carretera. No es el inicio de un chiste, sino la realidad diaria de muchos vecinos de Torrevieja, Alicante. Lo que comenzó como un acto de abandono animal se ha convertido en un complejo rompecabezas logístico, Legal y vecinal. Cerca de 700 gallinas campan a sus anchas por los parques y urbanizaciones de esta ciudad turística, desbordando la capacidad de las autoridades para gestionar una situación sin precedentes y que ha captado la atención nacional.
El Origen: ¿Cómo empezó todo? De 40 aves a una pluma descontrolada
La historia se remonta casi una década, al año 2014. Según relatan las crónicas locales y confirman fuentes municipales, una persona liberó de forma irresponsable aproximadamente cuarenta gallinas en la rotonda del Parque de Las Naciones. Lejos de dispersarse o perecer, estas aves encontraron un hábitat inesperadamente propicio.
La combinación de un clima benigno, la abundancia de alimento proporcionado por algunos vecinos bienintencionados y la falta de depredadores naturales creó la tormenta perfecta. La población comenzó a reproducirse de forma exponencial, pasando de unas decenas a cientos en pocos años.
«Al principio era algo curioso, hasta pintoresco. Los niños venían a verlas. Pero con los años, el grupo fue creciendo y creciendo sin parar», comenta Félix, un residente de la zona, reflejando la evolución de la problemática.
La Expansión: El Mapa de una «Invasión» Plumífera
Estas aves, lejos de permanecer en su lugar original, han emprendido una expansión silenciosa por el término municipal. Su radio de acción se ha ampliado significativamente, avistándose regularmente en:
Parque La Estación
Plaza Islas Canarias
Urbanización Villa Amalia
Barrio de San Roque
Aledaños de la crucial carretera N-332
Esta dispersión es uno de los factores clave que ha elevado el nivel de alarma, transformando una anécdota local en un asunto de seguridad ciudadana.
Impacto Vecinal: Entre la Molestia y el Cariño
La convivencia con semejante número de Animales no es baladí y ha fracturado la Opinión pública torrevejense. Los vecinos se dividen entre quienes ven a las gallinas como una plaga y quienes las defienden como parte del ecosistema urbano.
Los Inconvenientes: Suciedad, Ruido y Peligro Vial
Para un sector de la población, la situación es insostenible. Los excrementos acumulados en zonas verdes y aceras generan problemas de salubridad y malos olores. El cacareo constante, especialmente durante la madrugada, se ha convertido en una fuente de quejas por contaminación acústica.
Pero el riesgo más grave es el vial. Las gallinas, impredecibles, cruzan las calzadas sin previo aviso, creando situaciones de potencial peligro.
«Vas por la carretera con el coche y te salen de pronto. Es un susto constante. Además, el ruido a primera hora de la mañana es considerable, y la suciedad en los parques donde juegan los niños es un problema de Salud», afirma Inma, una vecina afectada.
La Defensa: Atracción Turística y Control de Plagas
Por otro lado, un grupo de residentes ha desarrollado un vínculo afectivo con las aves. Argumentan que se han integrado en la vida local y que, lejos de ser un problema, aportan beneficios inesperados. Destacan su papel en el control natural de insectos y babosas, y algunos incluso las señalan como una peculiar atracción turística.
«A los niños les encantan, se comen los bichitos y hasta hay turistas que empiezan a verlas como una atracción, como los monos de Gibraltar. Forman parte del paisaje ya», defiende Félix, residente cercano al parque La Estación.
El Fiasco de la Retirada: Leyes, Logística y el Problema de la «Letra Pequeña»
Ante la magnitud creciente del problema, el Ayuntamiento de Torrevieja decidió actuar. En febrero, sacó a concurso público un contrato de un año, valorado en 26.000 euros, para la retirada y gestión de la bandada. La empresa gallega Ecoplanín Xestión e Información Ambiental se hizo con la adjudicación al ofertar el servicio por 19.600 euros (unos 28 euros por gallina).
Sin embargo, el plan se topó de frente con un muro legal. La empresa ha renunciado recientemente al contrato, alegando imposibilidad para cumplir con las condiciones impuestas por la Ley de Protección Animal.
El Escollo Legal: Prohibición de Sacrificio y Santuarios Obligatorios
La legislación actual prohíbe expresamente el sacrificio de estos animales. No se las puede considerar fauna invasora susceptible de erradicación. Al ser animales domésticos abandonados, la ley obliga a capturarlas con vida y reubicarlas en santuarios o refugios autorizados donde puedan vivir hasta su muerte natural.
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«Teníamos todo listo para capturarlas sin dañarlas, pero descubrimos la letra pequeña demasiado tarde. No tenemos la capacidad para localizar un destino adecuado para 700 gallinas, y no se nos informó bien de esa condición», admitió Miguel Ángel Fernández, director de Ecoplanín, en declaraciones a la prensa.
Yolanda Morales, portavoz del Partido Animalista (PACMA), lo corrobora: «No son rentables, como sí lo son las gallinas de producción, y por eso deben ir a espacios donde puedan acabar sus días en paz. La ley es muy clara al respecto».
La Complejidad de la Captura: Un Operativo Nocturno y Delicado
La captura en sí misma es otro desafío técnico. No se puede realizar de cualquier manera. Para minimizar el estrés y el riesgo de lesiones para las aves, los protocolos exigen que se realice de noche, cuando las gallinas están en reposo y son más fáciles de atrapar. Además, solo se pueden utilizar jaulas trampa especiales, quedando prohibido el uso de redes que podrían fracturar sus alas o patas.
Postura Institucional: El Ayuntamiento entre la Alarma y la Calma
Frente a la percepción de crisis, la concejala de Bienestar Animal, Concha Sala, ha intentado quitar dramatismo al asunto. Desde el Consistorio insisten en que no se trata de una «invasión peligrosa» y que las gallinas «no representan un peligro ni una invasión» en términos sanitarios.
Sin embargo, reconocen que la medida de retirarlas es «preventiva», destinada a evitar que los problemas de seguridad vial o las quejas vecinales escalen a niveles inmanejables. Sala recordó que, hace aproximadamente un año, se logró retirar un lote de estas aves y trasladarlas con éxito a una granja escuela en la región de Murcia, aunque fue una solución parcial que no logró frenar el crecimiento global de la colonia.
Ahora, el Ayuntamiento se encuentra de vuelta en el punto de partida: debe buscar una nueva empresa que esté dispuesta y sea capaz de asumir el complejo contrato, cumpliendo con todos los Requisitos legales y logísticos.
Claves para Entender el Conflicto de las Gallinas de Torrevieja
a los aspectos centrales de esta insólita situación:
Aspecto | Detalle | Implicación |
---|---|---|
Número estimado | 700 gallinas | Magnitud del problema, requiere una solución a gran escala. |
Origen | Abandono de ~40 aves en 2014 | Caso de negligencia que derivó en proliferación descontrolada. |
Zonas afectadas | Parques, rotondas, urbanizaciones y la N-332 | Problema disperso que afecta a tráfico, seguridad y convivencia. |
Postura vecinal | Dividida: molestias vs. atracción | Conflictividad social, dificulta una solución unánime. |
Solución intentada | Contrato de retirada (19.600 €) | Iniciativa pública que fracasó por logística legal. |
Principal escollo | Ley de Protección Animal | Obliga a captura en vivo y reubicación en santuarios, no sacrificio. |
Estado actual | Búsqueda de nueva empresa adjudicataria | Problema en punto muerto, sin solución a la vista a corto plazo. |
Un Futuro Incierto: ¿Convivencia o Solución?
Mientras el Ayuntamiento busca una salida, las gallinas siguen su vida, ajenas al revuelo que causan. El caso de Torrevieja se erige como un curioso ejemplo de los desafíos que plantea la interacción entre la vida urbana, la fauna y una legislación de protección animal cada vez más estricta.
La solución ideal –una captura ética y un traslado masivo a santuarios– choca con la cruda realidad: la escasez de instalaciones con capacidad para acoger a centenares de gallinas no productivas. La alternativa –dejarlas estar– genera un problema de gestión pública y malestar vecinal que tampoco es viable a largo plazo.
El dilema está servido, y sobre las calles de Torrevieja, más allá del rumor del mar y del turismo, resuena el cacareo de 700 gallinas que buscan, sin saberlo, un Hogar.
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